Escribí

miércoles, 8 de julio de 2009

 


Escribía mis divagues nocturnos, en silencio y mutismo bajo luz de la luna, miraba mis hojas con frases hermosas, la tinta escaseaba las hojas morían. Venía a mi cabeza una letra tras otra, venían y morían bajo tinta rojiza, las hojas pasaban, pasaban, pasaban, mis ojos dolían, dolía mi cabeza.
Las hojas murieron ya era perfecto, encendí aquella lámpara para ver la gran obra… las luces llegaron ahí estaba mi obra, las hojas rasgadas, sin letras ni sueños.

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